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la world famous imagen de la misericordia

Sobre la Iglesia y su labor justiciera

Emails a Alicia. 28 de abril, 2014.

Si la justicia social es una de las virtudes capitales para la tradición católica, y hemos sido y somos una sociedad verdaderamente injusta, creo que los católicos estamos haciendo algo mal.

-PR

Publicado: 2014-04-28

Hola Alicia:

¿Cómo va todo? Yo fui a misa hoy, a la celebración de la Divina Misericordia. Entré sin saber de qué se trataba, salí sabiendo algo. Te cuento pa' que te ilustres:

Sucede que cuando murió y resucitó Jesús, hubo gente que no creyó que había resucitado. Su discípulo Tomás incluso dijo: "no creeré hasta que lo vea en persona y pueda tocar sus llagas". Pa' qué lo dijo. Al rato se apareció el mismísimo Jesus Christ todo convaleciente, por el martirio, pero con el corazón emanando misericordia, o sea, perdón, gracia, amor, y le dijo al incrédulo de Tomás: "dichosos los que creen sin ver". Esta misma imagen se le apareció a una monjita, sor Faustina, ya en el siglo XX, ésta escuchó una voz pedirle que pintara la imagen y la difundiera por el mundo, y pues eso hizo. Esa es, entonces, la razón de la popularidad de la imagen que ahora vemos hasta en las combis asesinas Orión.

Sin chongos, la moraleja de la historia es que el Dios católico es uno bueno, no malo. Es amoroso y perdonador, no rencoroso ni vengador. Es útil, Alicia, recordar esto. Saber que Dios no nos castigará por nuestros pecados en la tierra, sino que esperará a que nos arrepintamos para perdonarnos, me hace sentir bien.

Pero fuera de la moraleja tengo otra observación que contarte: ¡Cuánta gente en la misa! Fue un grupo grandísimo de adoración de la Divina Misericordia, mas que nada señoras, todas vestiditas de blanco y negro. Más cute. Pensé que probablemente somos un país con más fieles que muchos otros. En eso sí creo que estamos punteros en la lista. Pensé también: con tal cantidad de fieles, ¡Perú debería ser la sociedad más justa y solidaria del mundo! Pero estamos lejos de serlo. He aquí la incongruencia, la disonancia, la paradoja y el reto de la Iglesia, mi estimada.

Las dos virtudes de mayor importancia para la tradición católica son la caridad y la justicia social. Con eso te digo todo, Alicia. ¡La justicia social! Ese concepto que por estos lares a veces asociamos con revueltas y hasta terrorismo, es en realidad la más noble de las labores. La justicia social busca el bien común, del pueblo, del vecino, del prójimo. Y qué mejor manera de amar al prójimo que luchando por su derechos.

Si la justicia social es una de las virtudes capitales para la tradición católica, y hemos sido y somos una sociedad verdaderamente injusta, creo que los católicos estamos haciendo algo mal.

Mucho rezo y poca acción, parece que es el problema. La frase en la imagen de la Divina Misericordia lee: Jesús en ti confío. Pero ésta es, en realidad, más que una frase. Es un contrato social que implica deberes y derechos. El derecho de un católico a confiar en la gracia de Dios implica también el deber para con el mundo: practicar la caridad y la justicia social.

Yo sé que la política en este país está asquerosamente desprestigiada. Pero sigo pensando que es la mejor vía para hacer cambio, hacer el bien, hacer justicia. Después de todo, el gobierno ejerce el poder soberano del pueblo, o sea, es nuestra forma de organización, la de todos y todas. Además, su labor jamás será reemplazada por nadie, ni por la corporación chilena más grande. Entonces Alicia, los católicos deberían involucrarse más en política. Pero no me refiero exclusivamente a ser parte del gobierno, sino a ser actores políticos en el sentido amplio del término. La militancia, el activismo y la organización social también es hacer política. Así se hace justicia social, creo yo. La oración sin la acción no vale. Dejémosle a Dios la potestad sobre la justicia divina, la justicia aquí en la tierra, hagámosla nosotros. ¿Qué te parece?, suena hasta guerrillero, ¿no?

Cómo sería el Perú, me pregunto, si todos los creyentes obraran con igual intensidad, de insaciabilidad, de devoción y de convencimiento con la que oran. El día que eso suceda seremos una sociedad justa, y la Iglesia cumplirá el objetivo que hasta ahora no ha llegado a cumplir.

Algo más: aunque el camino hacia la modernidad y el progreso exige laicismo y secularización, o sea, separación entre lo religioso y lo civil (que me parece que está bien porsiaca), creo que la doctrina católica no es incompatible con el poder político: ambos buscan el bien común. Personas bienintencionadas y justicieras en la política no nos vendrían mal, ¿no? ¿Tú qué opinas?

Bueno, tengo sueño y mañana hay clases.

Buenas noches

-PR


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PR

PR es [profesión importante] por la [universidad importante]. Actualmente es [cargo importante] . Todo esto lo hace, bueno... importante.


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PR le escribe emails a Alicia. De carácter filosófico.